La mayoría de nosotros/as nos hemos preguntado alguna vez por qué este grupo de senderismo se llama así. ¿Quién mejor que alguien que formó parte de ese grupo inicial para dar respuesta a esta pregunta?
Adela Ruiz, una de las integrantes del mismo y primera vicepresidenta, nos cuenta cómo vivió aquellos primeros momentos.
“Mis recuerdos del grupo del 17 son muchos y cada uno de ellos especiales e inolvidables, pero el que se recuerda más intensamente es el inicio. El cómo unos locos del senderismo, que salían los domingos con el Patronato de Deporte de Vélez o Torre, se vieron inmersos en la formación de un grupo de montañismo.
Distintas personas que, por azar del destino, en cada salida nos juntábamos y formábamos un grupito para andar, para el descanso del bocadillo (repartiendo lo que llevábamos), para sentarnos juntas en el autobús o formar el corrillo de la cervecita y la tapa después de una jornada de caminata por los senderos de nuestras sierras.
Mi querida y dicharachera María José, mi callado “Murphi”, el incansable Salva o el relajado Fran, también José (el peluquero) y su ya exmujer y algunos más que se nos fueron uniendo, esos fuimos el germen y nuestra idea de que no nos bastaba con un día. Porque no proponerle a “Yiyi” hacer una ruta de fin de semana era una locura, pero con la insistencia y pesadez de estas dos locas y la confianza de conocer a “Yiyi”, lo conseguimos. Creo que pensó: “o hago esto o estas dos no me van a dejar en paz hasta que lo consigan”. Qué paciencia tuvo. Lo reconozco, fuimos unas cansinas. Y así se formalizó la ruta de fin de semana a Grazalema para ver los pinsapos y el rio Majaceite, entren otras cosas.
Y allí estábamos todo el grupo. Repartieron los apartamentos y, como siempre, nosotros todos juntitos en la misma zona. Hicimos las rutas por la sierra y por el pueblo, y llego la noche. Como ya sabréis, además de caminar, también nos gustaba compartir momentos de charlas, chistes y un poco de agua con misterio (eso siempre ha sido algo sagrado para el grupo), y esa vez tocó en la habitación nº 17 de la villa turística. No sé, tal vez fue el destino, pero esa habitación y esa noche fueron mágicas.
Y a la mañana siguiente, el Pinsapar, maravilloso y único. Por esa causa, nos dividieron en dos grupos y, al grito de “conmigo los de la 17”, nos reunimos todos. Y a partir de aquí, se hizo la magia y nuestra amistad se hizo más fuerte, y una cosa llevó a la otra. Unos días después, nos planteamos hacer un grupo oficial para que el Ayuntamiento nos hiciera caso.
Reuniones en la “Pelu” de José, primeras discusiones de cómo hacerlo, nuestras primeras camisetas (patrocinadas por muebles Olmo, de categoría, ¿eh?), nuestra primera reunión formal en el Ateneo Libertario en calle La Cilla, elección de la primera junta… Todos teníamos un cargo, jejeje. Éramos unos cuantos, pero también fue regada con una cervecita como siempre. Y así el Grupo del 17 fue creciendo…, hasta ahora.
Mis recuerdos son todas las vivencias compartidas con mis amigos de siempre y los que se fueron uniendo después, los maravillosos lugares por donde hemos caminado y los nuevos retos que nos proponíamos. El mundo de las montañas, sierras, senderos eran nuestros y teníamos que descubrirlos. Teníamos que ir allí, recorrerlos y hacerlos nuestros.
La montaña me dio la felicidad de compartir la naturaleza, un bocadillo, un poco de café, unas risas, el cansancio de las subidas, el viento y el sol en la cara con personas maravillosas. Unas pocas cosas que se llevan en una pequeña mochila, pero que son inmensamente importantes.
Hubo mucho, muchos momentos con estos locos por la montaña que solo pretendían pasar el día caminando por nuestros senderos, que no es poco. Y ya van 20 años, orgullosa de pertenecer al G-17.”